III. SUGERENCIAS PARA LA EVALUACIÓN.

La Política Educativa hacía el Siglo XXI (pág. 11) concibe la evaluación como un instrumento para monitorear el aprendizaje, retroalimentar al proceso educativo y coadyuvar en la determinación de la calidad de la educación.

Debe reflejar la coherencia entre el qué, el cómo, y el para qué y atender tanto al proceso como al producto. Además de ser coherente con respecto a los objetivos, debe permitir verificar y valorar sus cumplimientos.

Se establece como una proceso de naturaleza sistémica que coadyuva en la valoración de la calidad del sistema educativo y en la integración de éste y se realiza para mejorar el proceso de aprendizaje, modificar la programación adoptar medidas de refuerzo, resolver conflictos y orientar la acción tutorial.

Esta tarea, desde una concepción teórica y práctica, se lleva a cabo mediante tres funciones básicas: diagnóstica, formativa y sumativa. De acuerdo con el Instructivo técnico administrativo de evaluación para III Ciclo y Educación Diversificada, la función diagnóstica permite caracterizar, de acuerdo con un programa y los procedimientos seguidos, el estudio de los alumnos en las diferentes áreas del conocimiento, para aplicar la mediación pedagógica correspondiente. La evaluación formativa hace posible la toma de decisiones para ajustar áreas problemáticas del programa o del proceso durante su ejecución y la evaluación sumativa permite valorar los resultados de la información y son utilizados para valorar el producto final del programa o del proceso.

Tales funciones utilizan una variedad de instrumentos para que, tanto educadores y administradores como estudiantes, padres y la comunidad (local y nacional) valoren la calidad de los logros del Sistema Educativo en términos de conocimiento, procesos cognoscitivos y valores.

De acuerdo con lo planteado en el documento "Orientaciones para el diseño de programas de estudio", del Ministerio de Educación Pública (MEP), la construcción del conocimiento será medida por los criterios de evaluación, en donde se evaluará los aprendizajes alcanzados, los conocimientos construidos y los procedimientos y actitudes desarrollados o aplicados.

Los criterios de evaluación representan el parámetro determinante el nivel del logro de los objetivos a partir de un juicio técnico, con la finalidad de obtener una valoración objetiva del aprendizaje y del sistema educativo.

Estos criterios se utilizan para evaluar los objetivos, seleccionar los aprendizajes básicos e imprescindibles, sino se adquieren pueden producir problemas en el aprendizaje posterior, incluyen una capacidad concreta para algún contenido relevante, por esto constituyen un elemento homogeneizador, un indicador para la evaluación formativa y un referente para la evaluación sumativa.

Deben mantener una estrecha relación horizontal con los contenidos, los procedimientos y los valores y las actitudes y ser coherentes con los objetivos propuestos.

El documento "Aspectos técnicos", emitido por el Departamento de Evaluación de los Aprendizajes, del Ministerio de Educación, menciona que los objetivos determinan qué es lo que se enseña, qué es lo que se debe aprender, evitan la confusión, señalan los criterios para la evaluación, dan sentido a las actividades didácticas, ayudan en la selección de


recursos, determinan los medios de apoyo necesarios, propician la colaboración, señalan las metas por alcanzar y facilitan el aprendizaje.

Asimismo, define los objetivos generales como metas por alcanzar a largo plazo. Por lo general se enuncian usando verbos como saber, conocer, entender, apreciar, tomar conciencia. Los objetivos específicos son enunciados que señalan claramente los cambios de conducta que el alumno debe alcanzar a corto plazo, ya sea en el nivel de conocimiento, de las actitud, de las habilidades o de las destreza que el proceso de enseñanza pretende propiciar. Además deben ser lógicos, concretos, realizables, observables y medibles.

El mismo documento, se refiere a la taxonomía de los objetivos educacionales de Bloom, la cual los clasifica en cognoscitivos, afectivos y psicomotores.

El dominio cognosctivo se refiere a los procesos intelectuales de los estudiantes, el afectivo a las actitudes, sentimientos o valores y el psicomotor a las habilidades o destrezas neuromusculares o físicas.

De seguido se presenta la clasificación que Bloom, citado en dicho documento, realiza de ambas áreas.

El área cognoscitiva, se clasifica en las siguientes seis categorías.

Conocimiento: Las categorías que se incluyen bajo esta denominación están referidas a la memorización de datos específicos, principios y generalizaciones, métodos y procesos. El alumno deberá mostrar habilidad para enunciar, enumerar, describir, definir, nombrar, citar, identificar, mencionar, recordar, etc.

Comprensión: Se define como la capacidad para captar el sentido directo de una comunicación. El alumno deberá mostrar habilidad para ilustrar, interpretar, trasladar, resumir, explicar, traducir, representar, formular, etc.

Aplicación: Se refiere a la capacidad de usar el material aprendido en situaciones nuevas y concretas. En esta categoría el alumno deberá lograr habilidad para resolver, desarrollar, aplicar, demostrar, elaborar, utilizar, realizar, usar, etc.

Análisis: Se refiere a la capacidad de subdividir el material dado en las partes que lo componen de manera que pueda entenderse la estructura de su organización. El alumno deberá mostrar habilidad para inferir, examinar, distinguir, seleccionar, descomponer para distinguir los hechos de las hipótesis, las causas de los efectos, reconocer las causas de ciertos comportamientos humanos, distinguir lo accesorio de lo fundamental, discriminar relaciones de causa efecto, descubrir errores lógicos en un informe, ensayo, argumento.

Síntesis: Se ocupa de la capacidad para juntar las partes de manera que formen un nuevo todo. El alumno deberá demostrar habilidad para planear, diseñar, construir, crear, organizar para componer un cuento, una novela, una carta, un poema, escribir un artículo, elaborar un plan, proponer un diseño experimental con el objeto de probar una hipótesis, construir una maqueta siguiendo las prescripciones especificadas en un plano o escala.

Los productos del aprendizaje de esta área, recaen en comportamientos creativos con énfasis en la formulación de nuevos patrones o estructuras.

Evaluación: Se ocupa de juzgar el valor del material para un propósito determinado. Los juicios han de formularse con base en criterios claramente definidos. Los productos del aprendizaje de esta área son los más elevados porque contienen elementos de todas las demás categorías a las cuales se añaden juicios, conscientes de valores que se apoyan en criterios claramente definidos. Los estudiantes deberán mostrar habilidad para juzgar, criticar, valorar, defender, estimar, etc.

El dominio afectivo se estratifica en los cinco niveles que se detallan.

La recepción: Se refiere a la voluntad con la cual el   alumno atiende fenómenos o estímulos particulares, se refiere a la toma de conciencia, al deseo de recibir atención controlada, a diferenciar, aceptar, escuchar y controlar.

     La respuesta: Se refiere a la participación activa del  estudiante; no sólo se atiende a un fenómeno particular sino


que también se reacciona ante él, para esto apmeba, confirma, argumenta, discute y organiza.

La valoración: Se ocupa del valor dado por un estudiante a un objeto, fenómeno o comportamiento en particular, desde la simple aceptación de un valor hasta el nivel más completo de comportamiento, se caracteriza porque el alumno especifica, renuncia, provee, niega, protesta y argumenta.

Los productos del aprendizaje en esta área se refieren al comportamiento consistente y estable para hacer claramente identifícable el valor.

La organización: se ocupa de reunir valores diferentes, resolver conflictos entre ellos e iniciar la elaboración de énfasis en la comparación, relación y síntesis de los valores, ello implica discutir, teorizar, abstraer, comparar, formular. Los productos del aprendizaje de esta área se refieren a la conceptualización de un valor o la organización de un sistema de valores.

La caracterización: Abarca una amplia gama de actividades como revisar, cambiar, completar y requerir, pero el mayor énfasis radica en que el comportamiento es consistente y es fácilmente pronosticable como corresponde a un "estilo de vida característico" (Mep, 1995, pág.5).

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